Acerca de

A lo largo de 29 años de experiencia en la I+D de una multinacional farmacéutica, he podido desarrollar habilidades para compaginar Ciencia y Gestión Empresarial, dos mundos aparentemente enfrentados y difíciles de conciliar. La primera en la búsqueda de la innovación disruptiva, la segunda persiguiendo la excelencia operacional y el negocio. La transformación de un científico en un líder de equipos no es una travesía natural y requiere reinventarse y formarse. Pero el resultado es sumamente gratificante: la integración armónica de disciplinas de conocimiento y pensamiento compartimentadas a priori; aunar Ciencias y Humanidades con la aspiración del progreso social a través de transformaciones basadas en el conocimiento y el trabajo colaborativo en equipos de alto rendimiento.

He jugado al baloncesto desde los 9 años y nunca lo he dejado del todo. Ha sido una de mis pasiones. Mi puesto: base (“playmaker”). Luego vino mi vocación como científico, la que me hizo crecer profesionalmente. Recientemente me di cuenta de la conexión. Si me tuviera que definir en dos palabras, podría decir que soy un “playmaker scientist”: un innovador científico con capacidad de liderazgo, jugando para el equipo y apoyado en el entrenamiento y la mejora continua. Nunca he perdido la ilusión por el aprendizaje y sentirme un principiante. Hace unos 10 años empecé a estudiar música y a tocar el clarinete, un instrumento con una limitación: sólo se puede hacer sonar una nota a la vez (monofónico). Cuando comencé a tocar en una banda musical y sentí el poder de la armonía, el disfrute se multiplicó. Como cuando jugaba en mi equipo de baloncesto, como cuando trabajo en equipos profesionales multidisciplinares, inclusivos y diversos. “Help Me, Help You”.